En un instante de mi memoria recuerdo fuego, pequeños astros que entraban en mi, y entonces supe como era sentir la tierra, gustar el aire, oír sus gemidos y mandatos y así pertenecer armónicamente a los elementos. Pude correr, volar, hundirme en los cielos silenciosos y despertar cada día con un nuevo vestuario, una nueva piel, y fui animal, pájaro, ciervo, caracola, tierra. Un día cuando asustada buscaba a mis pares, un refugio, escuché una melodía muy hermosa, pero desconocida para mi, eran hombres, y de sus cuerpos brotaba música, ambos me miraron, vi la luna hechicera y pude comprender lo que decían, entonces me uní a ellos, anhelando que también de mi cuerpo brotaba música y con la eterna nostalgia de vivir otras vidas y soñar otros sueños.
Francisca
Márquez Nielsen. Nací en
diciembre de 1970 siendo la cuarta de los hijos de
Juan médico y pintor y Astrid artesana y servidora,
luego de mi paso transitado junto a monjas españolas
llegue por fin a mi destino, estudié Teatro
durante cinco años, tres con Edmundo Villaroel
(donde conocí a mi amigo caminante Ricardo-Iacopus)
y dos en la Católica. He trabajado con
grandes maestros pero lo que ha permanecido en el
tiempo es un transitar en el Calenda Maia, perteneciendo
al grupo casi desde sus inicios (1989). En un comienzo
como integrante itinerante y luego en forma estable.
Durante estos años ha transcurrido mi vida,
me casé en mayo de 1996 (no podía elegir
otro mes) y he tenido entre montaje y montaje cuatro
maravillosas hijas (“las cuatro Franciscas”,
Assisi, San Francesco, las hermanas menores, la Porcciuncula).
Mi hija mayor antes de hablar cantaba gregoriano,
mis gemelitas antes de hablar cantaban en latín
y provenzal melodías medievales y mi chiquitita
empieza a caminar y danzar con las estampidas y saltarellos.
Eso es el Calenda
Maia... parte de nuestras vidas...
Instrumentos
que toco en el conjunto: Flauta dulce tenor, Percusiones, Busina, Canto, Actuación.
Año
de ingreso al conjunto: 1989 como integrante itinerante, 1992 como integrante estable