De la estirpe
de Cercamón y Marcabrú, lleva grabado
en su cuerpo el estigma de los antiguos bardos:
el deseo de tierras lejanas y el relato de cosas
ya olvidadas en la precaria conciencia de los hombres.
A
veces, cuando la brisa de otoño se filtra bajo
su puerta, suelen acometerle poderosas pulsiones:
puede que, sin pensarlo mayormente, coja sus alforjas
y se vea, de pronto, en ruta, en busca de sus
viejos compañeros, para iniciar alguna correría
misteriosa. En otras ocasiones, junto a un buenfuego,
le basta con soñar que está de camino,
cruzando un vado o llegando, un atardecer, al cobijo
de una mesa bien dispuesta para, simplemente, jugar
con palabras y construcciones arbitrarias de signos.
También, en alguna larga
tarde de invierno, puede suceder que busque, entre
sus bártulos, sus viejos mapas de tierras incógnitas
y allí, ante su alucinada visión,
cobren éstos vida y se vea expuesto ante enigmáticas
experiencias. En un libro ha ido anotando, con precisión,
algunos de estos misteriosos periplos y es posible
que, seducido por
un buen vino y una sabrosa lemba, se decida a
dar lectura de ellos. Cuando la soledad angosta su
espíritu, gusta dirigirse a su viejo arcón
y tomando de entre su colección de piedras preciosas
alguna gema, se extasía en su contemplación, como
si en sus fisuras y destellos pudiese descifrar una historia.
Mis
instrumentos son: las percusiones, la tromba
marina y el psalterio. Escribo para mi cofradía
y sé relatar
algunas buenas historias (trato de hacerle honor a
mis antepasados Bardos).
Año
de ingreso al conjunto: fundé el
grupo junto a Jorge Matamala en mayo de 1988.
Italo
Fuentes Bardelli. Padre
de Emilio y Simón, e hijo de Luisa y Marciano. Desciendo de
los cerros de Valparaíso: nací, aprendí a
reír y estudié en el Puerto y viví un
largo tiempo en Villa Alemana, tierras donde
suelo retornar cuando el corazón se me encoge
en Babilonia. Supe amar la historia medieval con
don Héctor Herrera Cajas – U. Católica
de Valparaíso – de quién soy
discípulo. Desde 1988 camino junto a Jorge
Matamala Lopetegui con quién fundé esta
Cofradía Calenda Maia. Soy profesor de Historia
Medieval, Teoría de la Historia e Historia
de la Cultura y el Arte en diversas Universidades.
Mis preocupaciones y escritos se centran en torno
al tema de la historia de los monjes cristianos,
especialmente sus aspectos simbólicos, mentales,
imaginarios y artísticos. Desde allí he
podido asomarme hacia la cultura de las aldeas medievales,
sus fiestas y creencias y he aprendido a intuir la
vieja noche, la profundidad de los bosques y los
misterios de los nómadas de Oriente. También
he amado el desierto estudiando a judíos
y árabes. De la mano de Ibn Yubair y de Ibn
Hazm he estado bajo las estrellas de Damasco y Córdoba
y con peregrinos he llegado hasta las tierras del
poniente y he contemplado el sol crepuscular de nuestro
mundo. Desde 1999 me encuentro abocado al estudio
de la monja y abadesa Santa Hildegard von Bingen,
relacionando mística, historia y creación
musical (proyecto Fondecyt) con un equipo de buenas
compañeras
de la U. de Chile.